Así empezó mi 2021... una historia sobre el perdón

Les quiero hacer un pequeña historia de cómo empezó mi año. Esas cosas que a veces no publicamos en nuestras redes pero quizá deberíamos. Estaba lista para hacer un video y compartirlo pero decidí que se trataba de un tema tan importante que debía dejarlo en audio y ponerlo por escrito al alcance de aquellas que puedan necesitarlo. Es decir, que se convirtiera en un contenido “evergreen”.

La segunda semana de enero, camino a pasarme unos días libres con mi esposo, recibí una llamada. Sabía de quién se trataba porque la tenía grabada en mis contactos. Y por supuesto, me sorprendió ver su número.

El año pasado, en plena pandemia, contacté a una de mis colaboradoras para un trabajo. Y para hacerles la historia larga corta, las cosas no terminaron bien. Por semanas, sentí que una idea que había dado para algo propio fue utilizado en un proyecto que luego vi materializado por esa persona. Ya se imaginarán cómo estaba. Al paso de los meses, sané, más que nada necesitaba hacerlo porque se trataba de alguien a quien conocía.

Sin embargo, esa llamada de hace un mes, fue, ni sé cómo explicarles bien, pero diré que algo liberador. Quien estaba al otro lado del teléfono fue muy directa y me dijo: Estoy llamando para pedirte perdón. No hice las cosas pensando claramente. Estaba pasando por un momento personal vulnerable y no sabía qué hacer. Hoy quiero pedirte perdón. Espero que puedas hacerlo.

Sinceramente era lo más lindo que me había sucedido en los últimos meses. De inmediato percibí una liberación increíble mientras sentía el genuino compromiso de perdón que me transmitía esta persona a través del teléfono. Estoy segura que para ella, esa llamada significó el inicio de un ciclo nuevo, lo que quizás ella no sabe, es que también lo fue para mí.

Esta semana quiero hablarles del perdón y lo que me ha funcionado para renacer después de que me han herido. Let’s begin.

Una de mis prácticas más frecuentes es no irme a la cama enojada con las personas que amo, creo que cuando pierdes a un ser querido muy cercano, te das cuenta de que realmente la vida se puede ir de un minuto a otro… siempre pienso, ¿y si esa persona no estuviera mañana, cómo te sentirías? He aprendido a no guardar rencor y a perdonar aún cuando no pueda decirlo a la otra persona. Pero tengo que admitir que siente muy bien cuando vives un proceso de sanación que solo se da a través de esas letras: PERDÓNAME.

Entonces aprendí, a mis 30 y tantos, que el acto de perdón no es unilateral. "Perdonar es ante todo una promesa de olvido a cambio de una promesa de no reincidencia", explicó el profesor de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid José Luis Villacañas, en un artículo sobre el tema que leí en la versión digital del periódico El País.

Perdonar, de acuerdo a estudios, es un acto que en su mayoría se le atribuye a las mujeres, es decir, nosotras perdonamos con mayor frecuencia que ellos, ahora que lo pienso, puede ser una de las razones por las que vivimos más. Voy a investigar, jajajaja. Pero bueno, la realidad es que perdonar es muy beneficio para la salud: 

De acuerdo al portal areahumana.es, cuando somos perdonados o solicitamos con sinceridad el perdón, se producen efectos beneficiosos:

·       Aumenta la autoestima.

·       Disminuye el estrés.

·       Disminuye la ansiedad.

·       Disminuye la tristeza.

·       Mejora nuestro estado físico: disminuye la presión sanguínea, la tensión arterial y la tasa cardíaca.

 

El artículo que cambió mi forma del ver el perdón

Se tituló:  9 Formas de responder cuando alguien te hiere, escrito por el doctor en psicología, speaker y autor, Gregory L. Jantz y publicado en Psychology Today en 2016. Es mi go to cuando alguien me hiere. Porque aunque mi amiga sí se acercó a pedirme perdón, no todo el mundo tiene la capacidad hacerlo. De hecho, es una de las cualidades más difíciles de cultivar en nuestra vida, es decir, admitir que hemos herido a alguien, que por ende, no tuvimos  la razón. Entonces, ya sea que te haya herido alguien cercano o que se trate de una persona en en un ambiente más público o laboral, hoy quiero compartirles los cincos puntos clave que saqué de dicho artículo. Les dejaré el enlace directo en el blog.

Por supuesto, y como siempre les digo, si estás pasando por un proceso que no te permite hacer tus actividades diarias o que ha transformado negativamente tu personalidad, lo más conveniente es acudir donde un especialista de la psicología.  

1. Reconoce la ofensa por lo que es

¿Es intencional? ¿Se trata de un malentendido? Escucha lo que tu corazón te dice acerca de lo que pasó. Sin embargo, escucha la verdad detrás de esa reacción para asegurarte de que no es una vieja reacción que viene de tu pasado.

2. Renuncia a la necesidad de tener razón.

Cuando surgen diferencias de opiniones, no necesariamente significa que una persona tiene razón y la otra está equivocada. Simplemente están en desacuerdo.

3. Responde, no reacciones.

Esto requerirá que hagas una pausa lo suficientemente larga para aprovechar la oportunidad de pensar y evaluar. Al responder y no sólo reaccionar, ejerces el control sobre tu comportamiento. El abuso emocional del pasado puede haber causado que desarrolles puntos bastante sensibles que los otros pueden tocar de forma inadvertida sin comprender las consecuencias.

4. Adopta una actitud de construcción de puentes en lugar de atacar o retroceder.

Una actitud conciliadora es mucho más fácil para todos que lidiar con una actitud hostil y defensiva. Esto no significa que estés de acuerdo con la persona que te ha hecho daño. Más bien, has elegido responder de una forma predeterminada.

5. Date cuenta de que puedes ser el objetivo de la ira de alguien, pero no la fuente de ella.

Puedes encontrarte en la posición poco envidiable de ser la gota que derrama el vaso para otra persona. No caigas en la trampa de aceptar la falsa culpabilidad de los demás.

Lee el texto completo aquí.

 

Airam ToribioComentario